Estamos en otoño y, en estas fechas, ¿Quién no ha visto (aunque sea en foto) la sinfonía de colores amarillos, ocres, cobrizos, anaranjados, azulados, etc. de los hayedos y robledales del norte de España? Más sencillo, más cercano y más bonito todavía; ¿Quién no ha visto nuestros viñedos del Aceniche en octubre?
Para llegar hasta esto, primero, en la primavera, ya habíamos disfrutado de otra sinfonía mucho más variada en verdes con el nacimiento de las hojas que ahora caen y la maravilla de mil colores de las flores que fueron el origen de los frutos que cogimos en nuestras cosechas.
El otoño nos trae, no solamente la maravilla del espectáculo cromático de la caída de la hoja, para algunos, además, la angustia de la caída del cabello, que parece ser el inicio de una calvicie inminente.En la primavera también se nos caía el pelo.
Veamos la razón de esta estacionalidad.
Sabemos que los perros y los gatos que tenemos en casa, igual que todos los animales mamíferos, empiezan a desprender pelo en la primavera, al inicio de los calores, para pasar el verano más frescos; en otoño, de forma natural, vuelven a recuperarlo para pasar el invierno algo más calientes. Este ciclo estacional se repite año tras año y se conoce cómo muda sincronizada anual.
¿Comparamos al hombre con el perro? Pues de alguna manera sí. El hombre, según la evolución de las especies, no es más que un mono que hace millones de años se bajó de los árboles, se puso de pié y empezó a perfeccionar habilidades y a desarrolar inteligencia; otro mamífero que dejó de ser salvaje, pero que conserva vestigios de su pasado.
El hombre ha desarrollado sistemas para protegerse el frío de los inviernos, por lo que no precisa de su pelaje para que actúe como manta natural. De esta forma, la necesidad de “destaparse” en primavera y “taparse” en invierno ha desaparecido, pero queda el vestigio “animal” de renovar los pelos, por lo que hacemos una muda diaria de unos 50-100 cabellos que se caen.
Estas cantidades no son siempre iguales, hay momentos en los que en vez de 100, son 200 o más los cabellos que se caen y (otro vestigio que conservamos todavía) hay una tendencia a agrupar estos incrementos de cabellos que caen en los días finales del verano y comienzo del otoño.
No debemos de alarmarnos por ello: el cabello perdido, normalmente, se recupera de forma natural. Solamente debemos ir comprobando si la densidad y el vigor de nuestro cabello se mantiene uniforme y no mirar tanto al peine o al cepillo cuanto a nuestra imagen en el espejo de frente y sobre nuestra cabeza para descubrir zonas de densidad mas clara.
No obstante, en la actualidad, en el verano, el cabello sufre más agresiones de lo normal (sol, productos químicos del agua de las piscinas, lavados y secados frecuentes, estiramientos innecesarios, etc.) por lo que la velocidad del recambio puede verse comprometida.
Para estos casos puede ser conveniente ayudar a la nutrición de las raíces del cabello para que el nuevo cabello salga vigoroso. Para ello te podremos proponer en tu farmacia productos con calidad de medicamento que ayuden a esta función de recambio del cabello, para más información o encargo puedes contactar con nosotros a través de Whatsapp.